Subimos por unas montanas verdes sumergidas en la niebla que nos acompana incesantemente hasta llegar a un pueblo remoto llamado Huangluo Yao donde vive una de las minorias etnicas de la region : Los zhuang y los yao. Sus mujeres solo se cortan una vez el pelo en la vida. Lo tienen que esconder hasta casarse, su marido es la primera persona en poder contemplar sus melenas de unos dos metros. Una vez casadas, lo pueden ensenar y se lo arreglan en funcion de los hijos que tienen. Es evidente que ya es toda una atraccion turistica, y tras un buen dinerito, hacen una especie de show con bailes tradicionales en una casa comunal de la aldea. Los turistas chinos parecian disfrutar mucho con las canciones y los bailes. Los pocos occidentales miraban mas bien perplejos aquel zoo humano.
La razon por la que nos pegamos la paliza para ir hasta alli era contemplar el paisaje de las terrazas de arrozales cultivados desde el siglo XIII, durante la disnastia Yuan, y que modelan el paisaje. Son valles totalmente esculpidos que dependiendo de la epoca del ano toman unos matices u otros. Verdes en primavera, como espejos en verano, amarillos en otono y recubiertos de nieve en invierno. Realmente es espectacular y sobrecogedor ir subiendo por la escalinata que los bordea hasta llegar al 1200 metros de altitud.
Arriba, como es costumbre entre los chinos, nos sentamos a almorzar con nuestros companeros de viaje. Fueron los encargados de pedir los platos. Pudimos probar arroz cocido en canas de bambu, pescado hervido, patas de gallina, cerdo con cacahuetes. Todo estaba delicioso.
Manana es el ultimo dia por esta zona, haremos un paseo en barcas de bambu por el rio Li.
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