
Llegamos a Saigon a las cinco y media de la manana, la ciudad se despertaba y no parecia que estuviera de resaca, las motocicletas llenaban ya las avenidas en todas las direcciones. Fuimos de los primeros en llegar a la estacion de autobuses para ir a Rach Gia. Salia uno a la siete, lo justo para desayunar unas porras y un cafe. Nos toco un minibus de 10 personas para cruzarnos todo el Delta del Mekong. El conductor tenia que cubrir el trayecto en seis horas y lo hizo pisando el acelerador como un poseso, adelantado a todo lo que se ponia delante y saltando por encima de los baches sin consideracion alguna por los pasajeros que llevaba, y nosotros detras maldiciendo una vez mas a los vietnamitas. Cruzamos arrozales, decenas de brazos del Mekong, rio que conocemos bien que hemos cruzado muchas veces en Tailandia, Birmania, Laos y nos volvimos a encontrar en su desembocadura. Podria ser un paisaje bonito si no fuera por la suciedad que bordea toda la carretera, la fabricas de cemento, ladrillos, los vertidos en el rio, las bolsas de plastico volando entre el polvo y las miles de banderas rotas de Vietnam que jalonan la carretera exaltando un orgullo nacional trasnochado.
Llegar a Rach Gia tampoco mejoro mucho las cosas, si bien hacia sol en Saigon, el tiempo se habia vuelto a cubrir. Hacia calor y bochorno. Esta pequena ciudad costera, prospera por su puerto y el contrabando de mercancias por su situacion cercana a la frontera Camboyana, no es tampoco ninguna maravilla. Como siempre, nos asaltaron en la estacion de autobuses, diciendonos que no habia ferries hasta el dia siguiente, ofreciendonos sus hoteles y todos los horarios de barco menos el que finalmente cogimos o el que si hubieramos tenido tiempo de coger. Bien es verdad que solo se puede saber los horarios de los ferries una vez llegados al puerto, ni en la Lonely Planet (de utilidad cero y nula para este pais, falta informacion, esta mal redactada y no ayuda) ni en ninguna oficina de turismo saben nada. Nos deshicimos de un pesado que no nos dejaba en paz a gritos y cogimos los billetes para la manana siguiente. Tuvimos que dormir en una pension espartana y feilla pero correcta. Cenamos fatal y nos despertaron unos altavoces que levantan a toda la ciudad a las cinco en punto con propaganda politica, himnos marciales y lo que es peor, entre consigna y consigna, una cancion de Celine Dion!
Como no podia ser de otra manera, cogimos el barco y nos toco una tormenta bestial. Distribuyeron pastillas contra el mareo que a algunos no parecieron hacerles mucho efecto ante la masiva demanda de bolsas de plastico durante la travesia de tres horas que, nosotros, aguantamos agarrados a la butaca.
Finalmente llegamos a la isla de Phu Quoc un poco trastocados y nada dispuestos a que nadie nos mareara mas. Cogimos a un senor que esperaba a los turistas despitados en el muelle, nos metimos en su furgoneta que no abandonamos hasta que no nos buscara un alojamiento. Como aqui hay pocos hoteles y ya que todos los vuelos estan llenos hasta finales de enero, teniamos que acertar rapidamente. Asi fue, estamos en unos bungalows cerca de la playa, en un complejo que no esta terminado, pero es muy tranquilo. Los llevan una familia que hasta ahora parece de fiar. Hay un chiringuito muy cerca que sirve muy buena comida y es muy agradable, en frente del mar. Hace calorcito aunque el cielo esta cubierto la mayor parte del dia. Las previsiones meteorologicas no son muy halaguenas, se supone (segun la Lonely) que estamos en la epoca de cielos azules y aguas transparentes : queda por comprobar si es asi. El mar si esta tranquilo y caliente y nos podemos banar a todas horas. Aunque el cielo este encapotado, estamos ya bronceados tras solo un dia completo de playa. La isla podria ser un lugar paradisiaco, tiene una larga playa de arena de unos veinte kilometros, vegetacion densa y verde... pero esta muy descuidada, es una antigua base militar y es reclamada por Camboya ya que se encuentra mas cerca de sus costas que de Vietnam.
Hace unos anos fue declarada parque natural y desde entonces ha empezado a ser conocida. Los habitantes de la isla parecen ajenos a este pequeno "boom" turistico y siguen viviendo de la pesca y de una fabrica de "Nuoc Man", la salsa de pescado predilecta de la cocina vietnamita. Aqui el marisco y el pescado son realmente exquisitos y no nos parece mal sitio para quedarnos tranquilos unos dias despues de tanta lucha en este pais.